lunes, 24 de noviembre de 2014

La Dama Tapada

4. La leyenda de la Dama Tapada

La dama tapada es un personaje de una leyenda de la creencia popular ecuatoriana. Según la tradición, la historia ocurrió cerca del año 1700 cuando varias personas habrían muerto a causa de la Dama. Nunca se le veía antes de las doce ni jamás nadie oyó, en la aventura de seguirla, las campanadas del alba, a las cuatro de la madrugada.

Nunca se supo de donde salía la dama tapada; pero el trasnochador de doce y pico que se entretuviese por alguno de los callejones, de seguro que al rato menos pensado tenía delante de sí, a casi dos metros, siempre como al alcance de las manos pero nunca alcanzable.

Las características físicas de la Dama Tapada es que es una mujer de gentilísimo andar, cuerpo esbeltísimo y aunque siempre cubierta la cabeza con mantilla, manta o velo, revelaba su juventud y su belleza y a cuyo paso quedaba un ambiente de suavísimo perfume a nardos o violetas, reseda o galán de noche.

Cuenta la leyenda que todo hombre fuese viejo, morado o joven sarmiento, sentíase irresistiblemente atraído y como si estuviera inspirado para dirigirle piropos. El hombre la seguiría a una distancia de unos dos metros, sin que ella alterara su ritmo; pero sin dejarse nunca alcanzar, ni disminuir la distancia de un metro a lo sumo; pues bajo su que influencia, el acosador no podía avanzar a acortar esa distancia.
Y el hombre caminará y caminará, la dama cruzaba rápido con la pericia de una buena conocedora de los vericuetos, siempre por callejones y encrucijadas, sin acercarse a calles anchas.  Las almidonadas arandelas de su pollera unas veces sonaban, los restregos de sus sayas de tafetán, otras, pues nunca se repetían sus trajes, salvo la manta o el velo
.

Sólo pequeños esguinces de su gallarda cabeza, como animando a seguirla; sólo algo así como el eco imperceptible de una ahogada sonrisa juvenil, eran los acicates del galán que se empecinare en seguir a caza tan difícil. La dama posee un dato curioso: a su paso los rondines dormían si alguno estaba en la calle, y nadie que viniere de frente parecía verla; la visión era sólo para el persecutor, que ya perdida la cabeza y el rumbo, seguía inconsciente, hipnotizado, cruzando callejas y callejas sin saber por dónde, ni hacia donde le llevaban su curiosidad o malicia y el irresistible imán que lo precedía.

Cuando de pronto la tapada se detenía a raya daba media vuelta de precisión militar y levantándose el velo que cubría su cara, no decía sino estas frases:
-Ya me ve usted como soy, Ahora, si quiere seguirme, siga-
Y el rostro tan lindamente supuesto, se mostraba en verdad bellísimo, fino, aristocrático, blanco, sonrosado, fresco, griego, magnifico…pero todo era una visión de un segundo. Inmediatamente, todas las facciones iban desapareciendo como en instantánea descomposición cadavérica: a los bellísimos ojos sucedían grandes huecos que a poco fosforecían como en azufre; a los lindos labios las descarnadas encías, a las mejillas los huesos; hasta que totalizada la calavera, un chocar macabrito de crótalos eran las mandíbulas de salteados dientes. Y un creciente olor de cadaverina apestosa reemplazaba los ricos aromas anteriores.


Otra media vuelta de la dama y el que alcanzara a verla la hubiera visto como evaporarse al llegar a la vieja casa abandonada de don Javier Matute el que no alcanzaba a ver esto, allí quedaba, paralizado y tembleque, sudor frío y baboso, o loco o muerto…solo el que había visto a la TAPADA podía adquirir el rumboso título de TUNANTE.

Y agrega la leyenda que el alma en pena era de una bella que en vida había abusado del comercio de la carne, sin ser carnicera.



Tu mama cuando llegas tarde a casa







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lunes, 17 de noviembre de 2014

La Tunda

3. La Leyenda de la Tunda

La Tunda es un personaje mitológico de la región Pacífico norte ecuatoriano, especialmente de la comunidad afroamericana; descrita como una mujer monstruo con similaridades con un vampiro que atrae a las personas hacia los bosques y los retiene cautivos allí. A veces adopta la forma de un ser querido, como parecerse a la madre de un niño, con lo que logra atraer al niño hacia el bosque, allí los alimenta con langostinos especiales (camarones peídos) para así mantener a sus víctimas dóciles en una especie de estado de trance. Esto es denominado entundamiento y se dice que una persona se encuentra entundado(a).


Cuando la persona ha sido entundada empieza a creer que la tunda es la mujer mas hermosa, para luego convertirse en su esclavo y servirla por el resto de su vida o hasta que la tunda se aburra y lo deje vagando por la selva. Se sabe que cuando la Tunda se aparece empiezan a volar mariposas blancas y caer de los arboles cocos recién pelados; de esta manera las personas se dan cuenta que la tunda esta cerca.

La apariencia física de la tunda es la de una negra fea con una pata de remolinillo y unas manos grandes y llenas de ampollas. En la cultura afroamericana se dice que a la tunda se la puede ahuyentar o cazar con látigos y con perros debido a que la Tunda huye de estas dos cosas.

Este personaje mítico es el “inventado” necesario cuando las conversaciones sobre este tema se realizan.

Existen varias versiones sobre la Tunda, a nivel tanto de su apariencia física así como de lo que ella hace; no obstante ello, la mayoría de versiones coinciden en decir que es un viento malo que adopta la forma de mujer y que es distinguible por cuanto unos de sus pies “chiquitos”, como de niño y el otro es una cruz de madera o pie de molinillo. Este personaje lleva al monte a jóvenes de ambos sexos donde les alimenta de camarones cocinados en su “trasero”. En algunas versiones se afirman que la tunda cohabita con la persona quien lleva, en otras se manifiesta que los mata.

Una vez reportara la pérdida de un joven, presuntamente secuestrado por la tunda, se organizan caravanas para su búsqueda. Dentro de quienes van, necesariamente deberá ir el padrino o madrina del perdido. Quien ha sido raptado por la Tunda y puede escapar de ella, nunca regresa en estado normal, queda “entundado” o “alelado” para siempre.









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jueves, 6 de noviembre de 2014

El duende

2. La leyenda del duende


El duende es un personaje mítico de origen irlandés  festejado en el día de San Patricio como signo del folclore y creencias ancestrales de aquella región, de ahí se remonta la leyenda del duende.

A este ser se le ha visto merodeando por las costas de islas y playas, en el campo, en la montaña y en la selva; a lo largo de sudamérica en los países de Venezuela, Colombia, Perú; pero sobre todo en Ecuador.
Aunque cabe destacar que se lo ha visto por todo el mundo
Las características físicas de este personaje son muy claras debido al gran número de encuentros con este ente de oscuridad:

Es de baja estatura como la de un niño, dientes largos y afilados, garras grandes, siempre se lo ve con un sombrero pequeño y verde.

Consta con una mano de hierro y otra de lana; que las usa para golpear a personas descuidadas.
múltiples leyendas cuentan que el duende antes de golpearte te pregunta que con cual mano quieres que te pegue; los abuelos manifestaban que nunca eligieran la de lana puesto que el duende probaba la maldad en su corazón y que eligieran la de hierro puesto que el duende los dejaría ir ya que eran inocentes(como un niño) y no merecían ser golpeados. Caso contrario que eligieran la de lana el duende sabría que no son inocentes y los golpeara hasta dejarlos inconscientes debido a que la mano de hierro duele menos que la de lana.

Otras versiones de la historia cuenta que el duende les hace trenzas a las señoritas de pelo largo  y deja caer dinero para impresionarla(aunque al revisar para ver las monedas mas tarde no se encuentra nada)puesto que les gusta y quiere que sea su esposa, para días después ser raptada la señorita para nunca mas ser encontrada.

Aunque también hay historias que manifiestan que el duende lanza piedras a personas que se bañan en ríos o lagos donde hayan arboles cerca; en caso de que el duende no encontrase piedras lanzara el fruto o las semillas de dicho árbol para que al caer al suelo o golpear a alguien desaparezcan 



El duende también suele aparecer cerca de los borrachos para darles un escarmiento



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